Historia

Una parroquia con más de 80 años

   La Parroquia Espíritu Santo fue erigida canónicamente el 29 de junio de 1940 con sede en la antigua carretera de Aragón 40 (actual C/Alcalá 246) en lo que, hasta entonces, era la capilla del Carmen, un pequeño templo que dependía de la Parroquia Nuestra Señora de Covadonga (actual Plaza de Manuel Becerra) y, anteriormente, de la Parroquia Nuestra Señora la Antigua (en Vicálvaro). Su primer párroco fue D. Ángel Sancho Criado.

   Veinticinco años después, y debido a la estrechez de la antigua capilla del Carmen, comenzó el proyecto y construcción de un nuevo templo en la Calle Ricardo Ortiz 1, actual emplazamiento de la Parroquia. El traslado del Santísimo se hizo, con procesión solemne, el 4 de septiembre de 1968, y el altar fue consagrado privadamente el 31 de octubre del mismo año, incrustando en el ara reliquias de San Timoteo y de Santa Aurelia.

    La iglesia fue consagrada el 3 de noviembre de 1968 por D. Casimiro Morcillo González, Arzobispo de Madrid, concelebrando la Eucaristía el arcipreste de la zona D. Cesáreo Barroso Nieto, el párroco D. Manuel Alejano Cordero, y los sacerdotes D. Ángel Sarrión Plaza, D. Manuel Polo Casado, D. Domicio Navarro Rincón, D. Miguel Pineda San Mamés y D. Román Sarrión Plaza.

Precedentes de la parroquia

     Nacida oficialmente en 1940 y construida en 1968, nuestra Parroquia Espíritu Santo es heredera de la capilla del Carmen (de 1928) y ésta, a su vez, de la antigua Capilla del Espíritu Santo (en pie del siglo XVI a XIX). Tres iglesias diferentes, de tres épocas bien distintas, que tenían en común el atender espiritualmente la misma zona de Madrid: la del cruce del arroyo Abroñigal con el camino hacia Alcalá o carretera de Aragón. Zona ahora conocida como "el puente de Ventas".

     En la orilla Oeste del Arroyo terminaba Madrid; y en el lado Este empezaba el término municipal de Vicálvaro. En el lado madrileño estuvo la casi legendaria ermita y fuente del Espíritu Santo, construida en el siglo XVI y desaparecida en el XIX. En el lado de Vicálvaro, inaugurada en 1928, la capilla del Carmen, un pequeño templo cuya gestión y pastoral dependía de la Parroquia Santa María la Antigua (de Vicálvaro). De la capilla del Carmen no queda nada más que el recuerdo en el nombre de la estación de Metro "El Carmen" (inaugurada en 1964) que da servicio justo donde se situaba la capilla (C/Alcalá 246).
   En las primeras partidas de bautismo conservadas en nuestra parroquia, la capilla aparece nombrada como “
Capilla del Carmen, filial de la Parroquia de Vicálvaro”. Era una capilla que se creó para atender a la humilde barriada que surgió en los años 20 este del Arroyo del Abroñigal (ahora canalizado bajo la actual M-30), del término municipal de Vicálvaro, que era parte del partido judicial de Alcalá de Henares. 

Las Ventas del Espíritu Santo

    En el actual Puente de Ventas confluían los términos municipales de Madrid, Vicálvaro y Canillas. Allí nacían la carretera de Aragón (actual Calle de Alcalá) y la carretera de Vicálvaro (actual Avenida de Daroca) que, además, pasaba por el Cementerio de la Almudena (inaugurado en 1884 como “Cementerio del Este”). En este cruce de caminos había un viejo puente que salvaba el Arroyo del Abroñigal y, a finales del siglo XIX y principios del XX, una zona en la que proliferaron los ventorros (pequeñas posadas, salones de baile, restaurantes y merenderos) que frecuentaban los madrileños. Esta zona de recreo a orillas del Abroñigal era heredera de una conocida venta (casa de comidas y hospedaje) que se alzaba aquí ya en el siglo XVI: La Venta del Espíritu Santo. Por eso a esta zona de recreo a las puertas de Madrid se la conocía como "Las Ventas del Espíritu Santo", nombre que ha trascendido la historia: el barrio se ha quedado como "Las Ventas" y nuestra Parroquia con "Espíritu Santo"

Plano de las Ventas del Espíritu Santo en 1808

    ¿Y por qué se conocía como “del Espíritu Santo” la Venta que había aquí? Porque esa Venta (ya desaparecida a finales del siglo XIX) se levantó junto a una ermita y una fuente que los madrileños apodaron así por una leyenda. El testimonio cartográfico más antiguo de este nombre aparece en el conocido como “Plano Bentabole de Madrid” -que hicieron los franceses en 1808-  donde puede leerse “barriere (barrera de peaje) del Spíritu Santo" (en la imagen de la izquierda el detalle, y aquí el plano completo) y, junto a ella, una construcción que se supone que es la mencionada Venta; en los alrededores se ve el recorrido de la Route d'Alcalá y su giro sobre el arroyo Abroñigal, además de signos que pueden indicar una fuente y la ermita. Pero este es solo el testimonio cartográfico, hay otros documentos más antiguos que hablan del lugar y que mencionaremos un poco más adelante.

La leyenda de la ermita del Espíritu Santo

   No se conoce el nombre real de la pequeña capilla que existía aquí, pero el apodo que le dieron los madrileños sí ha trascendido los siglos. Según parece, desde el siglo XVI, había en la zona una ermita y una fuente a las que, no mucho después, se sumó una Venta (siglo XVII) y, posteriormente, una "Quinta" (siglo XIX); todas apodadas como "del Espíritu Santo" por los sucesos que, según las tradiciones, habían tenido lugar aquí.

    Cuenta la leyenda que, en la ermita que había en la bajada de Madrid al Abroñigal, se veneraba un Crucificado con fama de milagroso. Las orillas de aquel arroyo estaban jalonadas por campos de labor, y al Cristo venían los labradores para pedir lluvias y buenas cosechas cuando era necesario. Dice la tradición que hubo un labriego que, a causa de su pobreza, tuvo que dedicarse a la caza furtiva y culpaba de su miseria a este Cristo, pues no escuchaba sus oraciones. En una de sus ilegales partidas de caza pasó ante la ermita justo en el momento en que una paloma blanca cruzó sus rejas para posarse en la cabeza de la imagen del Crucificado. La paloma intentaba arrancar las espinas de la corona del Cristo, como si quisiera aliviarlo. El cazador que, recordemos, estaba enfadado porque Dios no le ayudaba, quiso disparar a la paloma, pero ésta desapareció y el disparo destrozó el rostro del Cristo; en ese mismo instante un resplandor dejó ciego al cazador y la ermita se derrumbó. Allí quedaron las ruinas sobre las que seguía revoloteando la paloma. Cuando el pobre labriego y cazador furtivo contó la historia de su desgracia, la gente interpretó que aquella paloma era el mismísimo Espíritu Santo (de un artículo aparecido en el Diario El Imparcial el 19/12/1928).

    A causa de aquellos sucesos -no sabemos cuánto mezclan de verdad y leyenda- se empezó a añadir el apelativo "del Espíritu Santo" a las construcciones de esta zona a la salida de Madrid.

La Venta del Espíritu Santo

   Casi tan antigua como la ermita y su fuente era la Venta del Espíritu Santo (llamada así, se supone, por situarse cerca de la ermita), de la cual existen importantes testimonios documentales. Según el Archivo de la Villa de Madrid, esta Venta fue inaugurada en 1630, y pasó por varias manos y situaciones con el pasar de los siglos (Archivo de la Villa). No debía ser la única venta de la zona, pero sí la de mayor categoría, pues los documentos hablan de que aquí llegaron incluso a alojarse los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio en 1725. En 1750 se ordenó cerrar las ventas próximas a Madrid porque generaban muchos desórdenes ("El bandolerismo en la provincia de Madrid (siglos XVIII-XIX)", por D.Alejandro Peris), y la Venta del Espíritu Santo fue abandonada. Sus ruinas se convirtieron en refugio de malhechores hasta que, en 1772, se concedió licencia para su reapertura.  Fue reedificada por el conocido arquitecto Manuel Machuca Vargas (discípulo de Ventura Rodríguez). La Venta, por cierto, se localizaba en el espacio libre que ahora hay entre la Plaza de Toros de las Ventas, la Calle Julio Camba, y la Calle Alcalá. La Ermita del Espíritu Santo parece ser que se situaba en frente, al otro lado de la Calle Alcalá, puede que donde está ahora el Colegio Santa Susana.

     Desde finales del siglo XVIII esta zona a la salida de Madrid va convirtiéndose en lugar de recreo para las clases acomodadas madrileñas. Pero a finales del siglo XIX empiezan a proliferar también tabernas, merenderos y salones de baile, convirtiéndose en el lugar de esparcimiento para, además, las clases más humildes.

La Quinta del Espíritu Santo

    En la segunda mitad del siglo XIX y comenzando el XX, a lo largo de la calle Alcalá y su continuación en la carretera de Aragón, proliferaron también fincas de descanso y veraneo (eran las afueras de Madrid). Algunas se remontaban muy atrás en el tiempo y contaban con jardines y palecetes, como la Quinta de Nogueras (actual Parque de Eva Perón) o la Quinta de Miraflores (actual Parque de la Fuente del Berro), por mencionar solo las más cercanas a Ventas. Otras fincas eran más nuevas y sencillas (como la Quinta de los Molinos o la Quinta de Canillejas o Bedmar -hoy Torrearias-). Y otras eran mucho más pequeñas y sencillas, como pequeñas villas o chalets, muchas veces con un pequeño jardín; algunas formaban parte de proyectos de casas baratas y accesibles para la creciente población de madrid, y otras eran pequeñas villas de gente más pudiente. Las colonias -fueran de casas baratas o más ricas- proliferaron a caballo entre el siglo XIX y el XX (cabe destacar el proyecto de la Ciudad Lineal, de este tipo de casas, que era, además, todo un novedoso proyecto urbanístico, no una simple colonia de casitas), al tiempo que le proyecto del Ensanche de Madrid (en el que se construyó, por ejemplo el Barrio Salamanca). Cercanas a Ventas estaban, por ejemplo, la Colonia del Madrid Moderno (actual barrio de la Guindalera), o la Colonia Oriental o de la Fuente del Berro.

Casita de los hermanos Bécquer en la Colonia

     Una de esas colonias se construyó en la zona de las Ventas del Espíritu Santo (en la actual C/Pedro Heredia) y fue llamada "Quinta del Espíritu Santo" (de alrededor de 1860 y hoy desaparecida). Ya habían desaparecido ermita, fuente y Venta del Espíritu Santo, quedaba el nombre dado a la zona de recreo, nombre que también adoptó esta colonia de casitas. Como curiosidad, decir a en una de esas casas, en 1869, se mudaron los hermanos Bécquer (Gustavo, poeta, y Valeriano, pintor) y, por eso, en el cercano parque de la Fuente del Berro, hay un monumento dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer (de 1974).

La Capilla del Carmen en la barriada de las Ventas

    Bien, pues toda esta zona comenzaba el siglo XX en pleno crecimiento, pero un crecimiento anárquico y pobre. Esto eran aún las “afueras de Madrid” y, como en muchas otras zonas de la Villa, acogió las improvisadas viviendas de miles de familias que migraban de los pueblos a la ciudad. Las orillas del Arroyo Abroñigal pasaron de ser un sitio tranquilo de recreo a convertirse en una barriada desordenado e insalubre de casas bajas, cuevas y chabolas. Madrid pasó en pocos años de 575.000 habitantes (1890) a 750.000 (1920).

    Para atender a la población surgieron, por iniciativa de la iglesia, numerosas escuelas, acciones solidarias y templos. Así apareció la Capilla del Carmen (que, además de iglesia, era escuela), para ayudar a los pobres en la zona de Las Ventas. La capilla fue una iniciativa de la Congregación de  las Damas Apostólicas del Corazón de Jesús, cuyo carisma consistía, precisamente en atender a marginados, pobres y enfermos, especialmente a los niños, fundando en Madrid toda una red de escuelas populares. Su capilla del Carmen, en la antigua Carretera de Aragón 40 (actual C/Alcalá 246) se abrió al culto público en 1928. Por poner en contexto, el tranvía ya subía la carretera de Aragón en 1912 y en 1931 se inauguró la "Plaza de Toros de las Ventas del Espíritu Santo", que luego pasó a ser solo "de las Ventas".

De Capilla del Carmen a Parroquia Espíritu Santo

    Después de los estragos de la Guerra Civil Española (1936-1939) y sus enormes consecuencias humanas y patrimoniales, la capilla del Carmen sobrevivió, aunque fue utilizada durante la guerra como "checa" (centro de detención, interrogatorio, tortura y, a veces, ejecución, al margen de la ley, utilizado por el bando republicano). Hay pocos datos pero, según las pocas referencias que existen ("Violencia política y acción clandestina: la retaguardia de Madrid en la guerra (1936-1939)", pág.58; tesis doctoral de Javier Cervera Gil), no parece que en ella se produjeran ejecuciones, aunque sí detenciones, interrogatorios y profanaciones de cadáveres.

    La dura postguerra trajo un proyecto de reconstrucción de la ciudad y de urbanización de sus arrabales: se impulsó la creación del Instituto Nacional de la Vivienda para acabar con el chabolismo y proveer de una vivienda digna al aluvión de migrantes en busca de una vida mejor (Madrid pasa de 1.000.000 de habitantes al comienzo de la guerra, a 2.000.000 en 1960). Uno de los proyectos urbanísticos es el que afectará a la zona del puente de Ventas. La capilla del Carmen fue elevada a la categoría de Parroquia en 1940, desmembrándose de la Parroquia Nuestra Señora de Covadonga, de quien dependía en ese momento. Además, queriendo recuperar el histórico nombre de la zona, se le dio el nombre de "Espíritu Santo".

El desarrollo del barrio de Ventas y alrededores

     Siendo ya Parroquia a todos los efectos, lo único que  faltaba era disponer de un templo y locales dignos para realizar mejor su servicio en el culto y en las obras de misericordia corporales y espirituales. Pero aún pasarán unos 25 años, durante los cuales se irá ordenando y urbanizando la zona mientras la población se multiplicaba.

     A finales de los años 40 se hacen los proyectos para la gran urbanización de los barrios del entorno de Ventas, y será en los años 50 cuando se hagan efectivos los proyectos al absorber la ciudad de Madrid los municipios de Canillas y Vicálvaro. Entonces comenzó en la zona el proyecto y construcción de los barrios de Ventas, Quintana, La Elipa, San Pascual, Alegría, las famosas colmenas del Barrio de la Concepción, las torres de la calle Elfo y los grandes bloques de Virgen del Rosario, etc. (información detallada en esta web). Además también comenzó, poco a poco, el desmantelamiento de los insalubres barrios de chabolas que recorrían el Arroyo Abroñigal.

      En los años 60 Madrid había duplicado su población (respecto a  20 años atrás), y la Parroquia Espíritu Santo de la calle Alcalá se había quedado ya muy pequeña. Además, en 1964 fue inaugurada la estación de Metro El Carmen, justo a las puertas de la iglesia. Era imprescindible construir un nuevo templo con los espacios necesarios para servir a la gran población de la zona.

     En esos años finales de los 60 comienza también la construcción de la M30 y del nuevo Puente de Ventas. Pocos saben que la M30 (hoy "Calle 30") es el tercer anillo de circunvalación de Madrid. Bueno, en realidad los dos anteriores son "anillos interiores", no de circunvalación. El primero (sería la "M10"), el más cercano a la Puerta del Sol es el de Gran Vía-Princesa-Bulevares-Colón-Recoletos-Alcalá, y el segundo (la "M20") se corresponde con las Rondas-Avenida Reina Victoria-Raimundo Fernández Villaverde-Joaquín Costa-Francisco Silvela-Doctor Esquerdo-Pedro Bosch.

     El tercer anillo, la llamada entonces M-30, comenzó a plantearse en 1929, pero hasta 40 años después no se haría realidad, y no sería hasta principios de los años 90 cuando se completaría el cierre del anillo de circunvalación por el Norte. Al mismo tiempo empezaba a construirse la M40, y algo después llegaría la M50.

Proyecto y construcción de la nueva Parroquia Espíritu Santo

     El 8 de marzo de 1964 el párroco D. Ángel Sancho creó la "Junta de Obras" para la construcción del nuevo complejo parroquial. Como puede leerse en las actas, cuando se formó esta comisión parroquial para la construcción, ya se habían hecho numerosas diligencias previas: se había presentado el proyecto al obispado que, una vez aprobado, compró -por 600.000 pesetas de la época- el solar limitado por las actuales calles de Ricardo Ortiz, Avda. Daroca, Ignacio Ellacuría y Cyesa. La primera cimentación estaba asegurada gracias a las subvenciones conseguidas por D. Eugenio Izquierdo, y la "Junta de Obras" se encargaría de todo lo necesario para sacar adelante el proyecto (propaganda, suscripciones y donativos, censo, etc.). El arquitecto que diseñó el proyecto del complejo parroquial fue D. Francisco Moreno López y la solución y dirección técnica de las obras estuvo a cargo del Arquitecto D. Julio Barbacid Durana.

     Como puede verse en el plano de la izquierda, la solución elegida para el nuevo complejo parroquial fue la de disponer un grandísimo espacio diáfano para el templo y rodearlo de las salas necesarias para servicios (capilla del Santísimo, salón de actos, aulas y salas de reunión, baños...). A este diseño hay que añadir los edificios anexos al norte (no aparecen en el plano) para una guardería y una escuela de formación profesional, y un patio central y un pequeño garaje. Los que conozcan la Parroquia descubrirán muchas diferencias con la situación actual.

      El complejo parroquial y su iglesia resultan ser uno de los más grandes de Madrid. El templo tiene capacidad para 600 personas y destaca por la gran vidriera que sirve de fondo al presbiterio, especialmente espectacular por las mañanas, cuando le da el sol. Toda la construcción es aparentemente oscura por los materiales elegidos (ladrillo y terrazos de colores pardos oscuros, y mármol negro en el presbiterio) pero, en realidad, lo que se ha conseguido así es que la protagonista sea la luz filtrada por los colores de las vidrieras y que  hacen referencia a las llamas de fuego que representan al Espíritu Santo y a la multitud de dones y carismas que vienen de Él. No solo está la gran vidriera central, sino que todo el templo está recorrido por una corona de cristales que recorren todo el círculo cromático de la luz visible.   

    Según la memoria económica de la construcción, el monto total fue de 44 millones de pesetas (unos 6.000.000€ al cambio actual y teniendo en cuenta la variación del IPC), de los cuales los feligreses aportaron 22, de subvenciones se recibieron 11 y los préstamos solicitados fueron de 12 millones.

Los párrocos en la historia de la parroquia

     Un párroco es el sacerdote a quien el obispo confía una comunidad cristiana con la misión de enseñar, santificar y dirigir, con la ayuda de otros sacerdotes y del mismo pueblo fiel confiado. A los otros sacerdotes se les conoce como "vicarios parroquiales".

    Cuando se erigió canónicamente nuestra Parroquia, en 1939, su primer párroco fue D. Ángel Sancho Criado, que ejerció su ministerio durante casi 30 años durante el difícil tiempo de la postguerra. En 1967 murió repentinamente y no pudo ver inaugurado el nuevo complejo parroquial que estaba casi terminado. Le sucedió en el cargo D. Manuel Alejano Cordero, que ya inauguró el nuevo complejo parroquial y ejerció como párroco 7 años hasta que, en 1974, le sucede D. Epifanio Hoz. Diez años después, en 1984, llegó D. Fidel Martínez Pérez, que ejerció de párroco 31 años, hasta que, en 2015, fue nombrado D. Félix Gascueña. Ahora, desde 2022,7 años después, tenemos como párroco a D. Abraham Cruz; además tenemos de vicario parroquial a D. Alberto Noguero, y como adscritos a D. Jesús Sahuquillo y D. Javier Fuenmayor.

     Durante estos más de 80 años, además de los párrocos, han servido en nuestra parroquia innumerables vicarios parroquiales y sacerdotes colaboradores (adscritos). Tantos, que es imposible nombrarlos a todos, pero nombrar, al menos, a D. Ángel Sarrión que trabajó incansablemente durante casi 60 años, viendo pasar párrocos y, sobre todo, convirtiéndose en toda una institución en el barrio. Podría decirse que por sus manos sacerdotales han pasado casi todas las familias de la zona en bautizos, comuniones, bodas, funerales y demás, hasta su fallecimiento en la primavera de 2022.

     Los sacerdotes van pasando, intentando santificar, enseñar y servir; y los que siempre están son los fieles, que son quienes han levantado este templo y le dan vida. Gracias a unos y otros. Gracias al Señor por todos los bienes y gracias que hace en este lugar consagrado a Él.

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